¿Cuál es el origen del carnaval?

Procesiones isíacas, saturnales y bacanales, dieron origen al carnaval actual.

El carnaval en la antiguedad

El carnaval es ese tiempo en el que todo es permitido, la época en la que sentimos la “libertad” de hacer lo que nos plazca.

La celebración del carnaval tiene su origen en los carrus navalis (carros navales) utilizados en el culto celebrado en honor a la diosa Isis.

La fiesta tenía lugar en la primera luna llena tras del equinocio de primavera, dando así inicio a la temporada de navegación.

La estatua era sacada del templo en procesión, a manos de sacerdotes y seguida por un cortejo de música y danza, donde algunos de los personajes llevaban máscaras del dios Anubis.

Los carrus navalis eran barcos de madera, decorados y con ruedas, donde se paseaba a la diosa por los callejones del lugar y se lanzaban flores.

Las carrozas de carnaval de la actualidad, son el legado de los antiguos carros isíacos.

De hecho, la palabra carnaval tiene su origen en los carrus navalis y no en la expresión latina carne levare (abandonar la carne), como muchos afirman.

Conforme el culto a Isis fue extendiéndose por el Imperio Romano, éste fue degenerando, especialmente al fusionarse con las saturnales y bacanales.

Culto a Isis, fiestas saturnales y bacanales

Las saturnales, en honor al dios Saturno, eran festividades en las cuales todo se trastocaba. Los esclavos mandaban a sus amos y éstos les servían. Esta inversión de papeles corresponde al lado oscuro del dios Saturno, una divinidad maligna expulsada del Olimpo.

A su vez, las bacanales eran las fiestas que los romanos celebraban en honor a Baco. Fiestas que en muchas ocasiones acababan transformándose en auténticas orgías de alcohol y sexo.

Las sacerdotisas organizadoras de la ceremonia se llamaban bacantes y su nombre ha quedado asociado a las orgías romanas. El culto primitivo era exclusivamente de mujeres para mujeres y procedía del culto original al dios Pan.

Cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio Romano y se implantó la Cuaresma, el carnaval se transformó en una celebración en la cual era permitido el exceso antes de la abstinencia.

Satisfaciendo los vicios, la lujuria y la gula, se permitía que éstos se manifestasen durante un breve periodo de tiempo, antes de volver a la austeridad. Paradójicamente, la permisividad para transgredir las normas, provocaba que éstas luego fueran más fácilmente respetadas.

Es decir, las procesiones isíacas, las saturnales y las bacanales, son los precedentes históricos del carnaval, representados por un espíritu de descontrol y excesos.

Es precisamente eso, que convierte a las máscaras y disfraces en elementos indispensables para mantener el anonimato y abandonarnos al desenfreno.

Quienes se ocultan tras máscaras de animales ignoran que están perpetuando una antigua tradición egipcia, cuando los devotos de Isis se vestían con máscaras de divinidades zoomórficas.

Al igual que las saturnales consistían en volver el mundo del revés, para lo que los amos se intercambiaban con los esclavos por un día; las bacanales eran las fiestas del vino y las pasiones más instintivas.

Los carnavales han de estar caracterizados por el exceso y la inversión del orden natural de las cosas. Quienes se disfrazan de lo más opuesto a ellos, desconocen que inconscientemente están practicando un rito religioso, porque debajo de la máscara del carnaval y el descontrol siguen vivos Isis, Saturno y Baco.

error: Content is protected !!